Primeros Pasos
Paso 1
CONGRÉGATE
Seguir a Jesús es el inicio de un viaje maravilloso, pero no estamos llamados a caminar solos. Si has recibido a Jesús en tu corazón, ¡felicidades! Has dado el paso más importante de tu vida. Ahora, el siguiente paso es unirte a la familia que Él ha preparado para ti: la comunidad de creyentes, Su Iglesia.
La Escritura nos recuerda: "Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también el Mesías" (1 Corintios 12:12). Al integrarte a la comunidad, no solo te presentas ante hermanos y hermanas que te aman, sino que entras a formar parte activa del cuerpo de Cristo, donde cada uno es valioso e indispensable.
Asistir regularmente a la congregación es mucho más que una costumbre; es un regalo. Allí encontrarás personas que orarán por ti, caminarán contigo y celebrarán las bendiciones que Dios traerá a tu vida. "Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía" (Salmo 133:1).
No importa si es tu primera vez o si llevas tiempo buscando un lugar donde crecer. Aquí hay un espacio preparado para ti. Ven, preséntate a la comunidad, comparte tus dones y permite que te conozcamos.
Tu presencia es importante.
Como dice la Palabra: "Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca" (Hebreos 10:24-25).
Somos un solo cuerpo, y el Mesías Yeshúa es nuestra cabeza. En Él, cada paso que damos juntos es lleno de propósito, amor y unidad. ¡Te esperamos con los brazos abiertos!
Paso 2
BAUTÍZATE
Cuando entregas tu vida a Yeshúa, algo nuevo y poderoso comienza a florecer en tu corazón.
Has recibido Su perdón, Su amor inagotable, y una nueva identidad como hijo del Dios Altísimo. Y ahora, es tiempo de dar un paso de fe que marcará tu vida para siempre: el bautismo.
El bautismo es mucho más que un símbolo. Es una declaración pública de lo que ya ha sucedido en tu interior: una nueva vida en el Mesías. Como dice la Escritura: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16). Al descender a las aguas, mueres al viejo yo; al salir, resucitas con Yeshúa para vivir una vida renovada, llena de propósito, libertad y esperanza.
“¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:3-4).
El bautismo es un acto de obediencia y amor, una respuesta a la invitación de Dios para caminar de la mano con Él. Es el inicio visible de una vida comprometida, una señal para el mundo de que ahora perteneces a la familia de Yeshúa.
Aquí, en nuestra comunidad, caminaremos contigo en este hermoso proceso. Oramos por ti, te apoyamos y celebramos cada paso que das hacia la plenitud que el Padre tiene para ti. “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Yeshúa el Mesías para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).
No pospongas este momento. El amor del Padre te espera. Ven, sumérgete en las aguas del bautismo, y levántate a la nueva vida que Él ha preparado para ti. “De modo que si alguno está en el Mesías, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
¡Te esperamos con los brazos abiertos para celebrar contigo este paso de fe y amor!
Paso 3
DISCIPÚLATE
Seguir a Yeshúa no es solo una decisión de fe, es un llamado a crecer, a profundizar y a ser transformado por Su Palabra día tras día. No fuimos llamados a una fe superficial, sino a una vida fundamentada sobre la roca firme de la verdad.
En Lebush Halel, creemos que el estudio de la Palabra y el discipulado son esenciales para todo creyente que desea vivir una vida alineada con el corazón del Padre. No basta con conocer de Dios, necesitamos conocer a Dios, y eso sucede cuando dedicamos tiempo a escudriñar las Escrituras y a caminar junto a otros en el proceso de formación espiritual.
La Biblia declara:
“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6).
Y también:
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105).
Nuestros cursos bíblicos y discipulados no son solo clases, son espacios donde el Espíritu Santo enseña, guía, corrige y fortalece. En ellos, aprendemos a aplicar la Palabra a nuestra vida diaria, a crecer en sabiduría y a prepararnos para toda buena obra.
Como dice 2 Timoteo 3:16-17:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
Yeshúa mismo nos dejó este mandato:
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones... enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28:19-20).
No se trata solo de aprender, sino de ser transformados para transformar.
El discipulado es parte del diseño de Dios para la Iglesia. Es el camino por el cual somos edificados y capacitados. Como dijo el apóstol Pablo:
“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1).
En Lebush Halel, te ofrecemos un espacio seguro, profundo y guiado por la Palabra, donde crecerás junto a otros creyentes, desarrollarás tus dones y aprenderás a vivir como verdadero discípulo del Mesías.
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39).
No dejes pasar esta oportunidad. La Palabra de Dios es vida, es poder y es verdad. Ven, aliméntate de ella, y permite que transforme tu corazón, tu mente y tu caminar.
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos... sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche” (Salmo 1:1-2).
¡Te esperamos en Lebush Halel para crecer juntos en el conocimiento del Señor y ser formados como verdaderos discípulos de Yeshúa!
Paso 4
USA TUS DONES
Dios no solo te salvó para darte vida eterna, también te salvó con un propósito aquí y ahora. Dentro de ti hay dones únicos, habilidades y pasiones que no fueron puestas por casualidad: fueron diseñadas por el Creador para que los uses en Su obra.
Has recibido Su perdón, Su amor inagotable y una nueva identidad como hijo del Dios Altísimo.
Y ahora, es tiempo de dar un paso de fe que transformará tu vida y la de quienes te rodean: usar los dones que Dios te ha dado para Su gloria.
Tus talentos no son fruto del azar. Son un regalo del Padre, una semilla divina depositada en ti para bendecir a otros y extender Su Reino en la Tierra. Como dice la Escritura: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 Pedro 4:10).
Dios te ha llamado a servir, no solo dentro de la congregación, sino también allá afuera, donde muchos necesitan Su amor. En la iglesia, puedes enseñar, alentar, organizar, interceder y discipular. Pero el servicio no termina en las cuatro paredes del templo: el mundo está lleno de personas heridas, necesitadas de esperanza, y tú eres un instrumento en las manos de Dios para alcanzarlas.
Yeshúa dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16). Cada acto de servicio, por pequeño que parezca, puede marcar la diferencia en una vida y reflejar el amor del Mesías.
No permitas que el miedo o la inseguridad te detengan. Dios no busca perfectos, sino dispuestos. Él te ha capacitado y Su Espíritu Santo te guiará en cada paso. Da el primer paso y verás cómo Su poder se manifiesta en ti.
En nuestra congregación, caminaremos contigo en este hermoso proceso. Oramos por ti, te animamos y celebraremos cada acto de servicio que realices para la gloria del Padre. “No seas perezoso en lo que requiere diligencia. Sé ferviente en espíritu. Sirve al Señor” (Romanos 12:11).
No pospongas más este llamado. El amor del Padre te ha capacitado para grandes cosas. Levántate, usa tus dones y deja que Su luz brille en la iglesia y en las calles.
¡Te esperamos con los brazos abiertos para servir juntos en el nombre de Yeshúa!